¿La fusión perfecta?: Mi vida como ilustrador y escritor

1/11/20253 min leer

De dibujos, palabras y portadas: Cómo compagino escritura e ilustración (y la historia detrás de una portada muy especial)

Si me preguntáis, siempre he tenido claro que primero llegó el dibujo. Porque, claro, ¿a quién no le pasa? ¿No? Bueno, quizá no sea tan universal, pero en mi caso, el dibujo fue mi primera pasión. La escritura llegó después, como quien descubre un rincón fascinante al final de un pasillo que ya creía conocer. Durante mucho tiempo, la ilustración dominó mi tiempo y mi creatividad, pero cuando empecé a escribir, encontré en el dibujo un aliado inesperado.

Después de pasar horas escribiendo, dejar el teclado para hacer bocetos de conceptos de mi novela era un respiro más que bienvenido. Un trazo aquí, una sombra allá... y antes de darme cuenta, mi mente se despejaba. A veces incluso mientras dibujaba una raza inventada para mis historias (sí, invento razas. Es lo que pasa cuando te sumerges demasiado en la fantasía), nuevas ideas sobre su cultura o comportamiento se me ocurrían. Por ejemplo, ¿por qué esa especie tiene una inclinación tan fuerte hacia la música? O, ¿qué pasaría si este grupo no tuviera ninguna jerarquía social? Y aunque pertenecer a una raza puede influir en el carácter de un personaje, no lo define completamente. Después de todo, no todos los humanos son buenos o malos; la diversidad es parte del encanto.

¿Quizás algún día debería explicar cómo creo estas razas? Podría ser divertido. Pero hoy no es ese día. Hoy quiero hablaros de un trabajo que me hace especial ilusión y que tengo ahora mismo a mi lado, expuesto: la portada de un libro maravilloso.

Se trata de La fragilidad de los locos, de la escritora Sonia Flores, una autora fantástica que tiene un don para atrapar al lector en historias llenas de intriga y emociones. Y lo digo en serio: estoy convencido de que dentro de unos años mucha gente hablará de ella. Aunque conozco a Sonia desde hace mucho, mi admiración por su trabajo es completamente objetiva, os lo prometo.

¿Y cómo llegué a hacer la portada de su libro? Bueno, resulta que nunca he ido alardeando de mis dibujos ni de mis escritos (aunque esto segundo quizás lo he corregido últimamente). Sonia descubrió casi por casualidad mis trabajos, le gustaron mucho y, cuando llegó el momento, me propuso colaborar. Al principio, no os voy a mentir, fui bastante reticente. Siempre he dibujado para mí, y enfrentarse a algo tan importante como una portada de libro era intimidante.

Seamos sinceros: lo realmente importante de un libro está en su interior, pero una buena portada es el empujón que necesitas para que alguien lo coja y lo hojee. Así que sentí toda esa presión caer sobre mí como un yunque. Mi enfoque fue simple: hice cuatro líneas y se las mostré. "Si te gusta, seguimos; si no, lo dejamos", le dije. Por suerte, le gustaron, y así nació esta portada de la que ambos estamos muy orgullosos.

No, no es un Picasso, pero es un trabajo hecho con mucho cariño y dedicación. Verlo en papel fue un momento mágico, y tenerlo ahora aquí a mi lado, expuesto, es un recordatorio de lo gratificante que puede ser colaborar en algo tan especial. Así que, si no conocéis La fragilidad de los locos, dadle una oportunidad. Os aseguro que no os arrepentiréis.

Y como sé que os ha picado la curiosidad, no voy a dejaros con las ganas. Así que aquí abajo os dejo un botoncito mágico para que podáis echarle un ojo al trabajo de Sonia Flores. Creedme, cuando veáis las opiniones que tiene La fragilidad de los locos, os sentiréis casi obligados a comprarlo.

No digáis que no os avisé... 😏